Capítulo 3: Ecos del Pasado

Esta entrada es la parte 4 de 17 de la serie Sombras del Más Allá: Crónicas de lo Paranormal
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Última actualización el 16 de septiembre de 2024 por ATM

La noticia de nuestra intervención en la casa abandonada se extendió rápidamente. Pronto, fuimos contactados por personas de toda la ciudad, cada una con su propia historia de fenómenos paranormales. Laura y yo nos convertimos en una especie de detectives de lo inexplicable, dedicados a ayudar a quienes eran atormentados por lo desconocido.

Un día, recibimos una carta de un hombre llamado Samuel, quien vivía en una mansión en las afueras de la ciudad. La carta estaba escrita con desesperación, describiendo una serie de eventos extraños que habían comenzado después de que descubriera un antiguo espejo en el ático de la mansión.

Al llegar, fuimos recibidos por Samuel, un hombre de mediana edad con el rostro marcado por la falta de sueño y el estrés. Sus ojos, hundidos y rodeados de ojeras oscuras, revelaban noches de insomnio y miedo. Nos condujo a la sala de estar, donde nos mostró el espejo. Era un objeto magnífico, con un marco de oro tallado intrincadamente, pero emanaba una energía inquietante. El vidrio parecía absorber la luz de la habitación, dándole un brillo oscuro y perturbador.

—Desde que encontré este espejo —comenzó Samuel con voz temblorosa—, he escuchado voces y visto sombras moviéndose en su reflejo. A veces, siento como si alguien me estuviera observando desde el otro lado. He intentado moverlo, pero cada vez que lo intento, se vuelve increíblemente pesado, como si estuviera anclado al suelo.

Laura se acercó al espejo, examinándolo con cuidado. Pude ver la seriedad en su rostro, una mezcla de curiosidad y precaución. Ella se giró hacia Samuel, sus ojos brillando con una mezcla de preocupación y determinación.

—¿Has notado alguna otra actividad extraña en la casa desde que apareció el espejo? —preguntó Laura.

—Sí —respondió Samuel, nerviosamente—. Las luces parpadean sin razón, y a veces siento una presencia fría en las habitaciones. Una noche, vi una figura oscura de pie al pie de mi cama. Intenté hablarle, pero desapareció antes de que pudiera decir nada.

Laura y yo intercambiamos una mirada. Sabíamos que estábamos tratando con algo más que un simple objeto embrujado. Decidimos investigar el origen del espejo. En la biblioteca local, encontramos registros que indicaban que había pertenecido a un antiguo noble que había vivido en la mansión hace más de dos siglos. Según la leyenda, el noble había practicado magia oscura y había atrapado el alma de su esposa en el espejo después de que ella intentara escapar de su crueldad.

—Parece que estamos lidiando con una entidad muy poderosa —dije, cerrando el libro con un suspiro—. Necesitamos estar preparados para cualquier cosa.

Esa noche, nos preparamos para enfrentar el espíritu atrapado en el espejo. Colocamos el espejo en el centro de la habitación y encendimos velas alrededor. La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la luz trémula de las velas. El aire estaba cargado de una tensión palpable, como si el propio ambiente esperara lo que estaba por venir.

—Bien —dijo Laura, tomando una profunda bocanada de aire—. Empecemos.

Laura comenzó a invocar al espíritu de la esposa del noble, pidiendo que se manifestara. Al principio, el espejo solo reflejaba nuestras caras ansiosas. Pero pronto, la imagen cambió. El reflejo se oscureció y apareció el rostro de una mujer, hermosa pero con una expresión de profundo dolor. Sus ojos, llenos de lágrimas espectrales, parecían clamar por ayuda.

—Ayúdame, por favor —susurró la voz del espejo, resonando en la habitación como un eco distante.

Sentí un nudo en el estómago. Sabía que debíamos liberar a la mujer atrapada, pero no estaba seguro de cómo hacerlo. Laura sugirió que intentáramos un ritual de liberación, algo que nunca habíamos intentado antes.

—Necesitamos reunir todas nuestras fuerzas y concentrarnos en liberarla —dijo Laura, su voz firme—. Esto no será fácil, pero debemos intentarlo.

Con nuestras manos sobre el espejo, comenzamos a recitar las palabras del ritual, invocando el poder de la luz para liberar el alma atrapada. La imagen de la mujer se distorsionó, y el espejo comenzó a vibrar violentamente. Una luz cegadora llenó la habitación y, de repente, el espejo se rompió en mil pedazos.

La energía en la habitación cambió instantáneamente. Sentimos una paz abrumadora, y supe que habíamos tenido éxito. Samuel, visiblemente aliviado, nos agradeció profusamente. Sabía que, aunque habíamos destruido el espejo, habíamos liberado un alma torturada.

Sin embargo, no todo terminó ahí. Mientras salíamos de la casa, Laura encontró una carta oculta en una grieta de la pared. La carta, escrita con una caligrafía antigua, describía ritos oscuros y sacrificios realizados por el noble. Nos dimos cuenta de que su espíritu había intentado atar las almas de los niños a la casa para mantener su poder.

Laura y yo sabíamos que nuestra misión no había terminado. Decidimos investigar más a fondo los ritos oscuros y encontrar una manera de deshacer completamente la maldición. Nuestro próximo paso sería reunir más información sobre las prácticas del noble y buscar la ayuda de otros expertos en lo paranormal.

Para nuestra sorpresa, la investigación sobre los ritos oscuros nos llevó a descubrir un libro antiguo en la biblioteca de la ciudad. El libro, titulado “Arcanos Prohibidos”, contenía descripciones detalladas de rituales de magia negra y cómo contrarrestarlos. Cada página parecía respirar una maldad ancestral, pero también contenía la clave para deshacer las ataduras espirituales que mantenían a las almas atrapadas.

Decidimos que era hora de volver a la mansión de Samuel, esta vez mejor preparados. Llegamos al atardecer, cuando la luz del sol se desvanecía y la oscuridad comenzaba a reclamar su dominio. Samuel nos recibió en la entrada, su rostro una mezcla de esperanza y temor.

—Estamos aquí para terminar lo que empezamos —le dije, tratando de transmitir confianza.

Entramos en la mansión y nos dirigimos al salón donde habíamos destruido el espejo. El ambiente era aún más pesado, como si la casa misma se resistiera a dejarnos entrar en sus secretos más oscuros. Colocamos el libro “Arcanos Prohibidos” en una mesa y comenzamos a preparar el ritual.

—Necesitaremos protección —dijo Laura, mientras sacaba sal y tiza de su mochila—. Vamos a trazar un círculo alrededor de nosotros.

Dibujamos un círculo de protección en el suelo y nos colocamos en su interior. Encendimos velas negras y recitamos las palabras del libro, invocando a las fuerzas de la luz para combatir la oscuridad. El aire a nuestro alrededor comenzó a vibrar, y una presencia tangible se hizo sentir en la habitación.

De repente, una figura oscura emergió de las sombras. Era el espíritu del noble, una entidad malevolente que irradiaba odio y crueldad. Su rostro estaba distorsionado por una mueca de furia, y sus ojos brillaban con una luz antinatural.

—¡No podéis detenerme! —gritó la figura, su voz resonando como un trueno—. Este lugar me pertenece. ¡Estas almas me pertenecen!

Laura y yo manteníamos nuestras posiciones, nuestras manos firmes y nuestras voces resonantes mientras recitábamos las palabras del exorcismo. La figura se retorcía y gritaba, luchando contra la fuerza del ritual.

—¡Debemos mantenernos firmes! —gritó Laura—. ¡No podemos permitir que nos desvíe!

Sentí una oleada de energía oscura tratando de infiltrarse en el círculo de protección, pero mantuve mi concentración. La figura del noble comenzó a desvanecerse, sus gritos convirtiéndose en susurros desesperados. Finalmente, con un último grito ensordecedor, desapareció en una explosión de luz y sombras.

La mansión quedó en silencio, y una sensación de paz llenó el aire. Sabíamos que habíamos deshecho la maldición y liberado a las almas atrapadas.

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