Cuando uno piensa en el Papa, imagina generalmente a un hombre mayor, sereno, sabio, con años de experiencia a sus espaldas. Pero ¿y si te dijera que en la historia de la Iglesia hubo un Papa que fue elegido con apenas 18 años? Y aún más sorprendente: otro que asumió el trono de San Pedro con ¡100 años!
Sí, como lo lees. El papado, a lo largo de los siglos, ha tenido figuras de todos los perfiles. Desde jóvenes prometedores hasta ancianos venerables, pasando por reformistas, políticos, mártires y santos. Pero estos dos casos extremos llaman la atención no solo por su edad, sino también por el contexto y el impacto que tuvieron.
En este artículo te contaré todo sobre estos dos papas históricos, cuyas edades rompieron todos los moldes.
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¿Quién fue el Papa más joven de la historia?
La historia eclesiástica no tiene dudas: el Papa más joven jamás elegido fue Benedicto IX. Y sí, fue electo ¡a los 18 años! Algunos relatos incluso dicen que tenía apenas 11 o 12 años, aunque los historiadores más rigurosos coinciden en que tenía entre 18 y 20.
Su pontificado comenzó en el año 1032, y fue, por decirlo suavemente, polémico.
¿Cómo llegó un adolescente a ser Papa?
Todo apunta al poder de su familia. Benedicto IX era miembro de la influyente familia Tusculana, una de las grandes casas nobles de la época, que manejaban a placer la política romana y eclesiástica. Su tío había sido Papa antes que él, y su padre movió cielo y tierra para asegurarse de que el joven ocupase el trono papal.
No era raro, en aquel entonces, que el papado fuese manipulado como si fuera un título nobiliario más. Pero en el caso de Benedicto IX, las consecuencias fueron dramáticas.
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Un Papa joven, pero con una vida muy agitada
Benedicto IX no fue un líder espiritual ejemplar. Al contrario, su pontificado estuvo marcado por el escándalo, el caos y las disputas internas. Lo que comenzó como una promesa juvenil, acabó convirtiéndose en uno de los capítulos más confusos de la historia de la Iglesia.
¿Sabías que Benedicto IX fue Papa en tres ocasiones diferentes? Sí, fue expulsado dos veces y regresó al poder. En un momento incluso vendió el papado a su padrino, lo que generó uno de los mayores escándalos del siglo XI. Fue excomulgado y luego perdonado, en una historia que parece sacada de una novela medieval.
Y sin embargo, su juventud no fue la única causa de su mal gobierno. Más bien fue el resultado de una época corrupta, donde el poder se disputaba más con espadas y monedas que con rezos y fe.
Pese a todo, Benedicto IX duró 9 años en el cargo (sumando sus tres periodos), algo insólito para alguien tan joven. Hoy es recordado como uno de los Papas más controvertidos de la historia.
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¿Y el Papa más anciano? ¡Un centenario al poder!
En el otro extremo del espectro encontramos a un personaje mucho menos escandaloso pero igual de fascinante: el Papa Agatón.
Según registros históricos, fue elegido como Papa cuando tenía aproximadamente 100 años, en el año 678 d.C. Esto lo convierte en el Papa más longevo en asumir el cargo. Y aunque su pontificado fue breve (solo 3 años), su paso por el Vaticano dejó huella.
¿Quién fue Agatón?
Antes de ser Papa, Agatón había llevado una vida monástica discreta, dedicada al estudio y la oración. Su elección fue una sorpresa, motivada probablemente por su reputación de santidad y sabiduría.
A diferencia de Benedicto IX, Agatón no fue elegido por presión política, sino por el respeto que inspiraba. A pesar de su edad avanzada, fue un Papa activo, que participó en importantes discusiones teológicas, defendió la ortodoxia católica y mantuvo una postura firme frente al Imperio Bizantino.
Murió en 681, pero su legado fue tan sólido que incluso fue canonizado.
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Dos papas, dos extremos, dos lecciones
Lo interesante de estas historias no es solo la edad, sino lo que representan.
• Por un lado, Benedicto IX nos muestra cómo el poder mal manejado puede llevar a la ruina, incluso si empieza con ilusión juvenil.
• Por otro lado, Agatón, con su vejez serena, nos recuerda que la sabiduría acumulada en los años puede ser clave para liderar con sentido y propósito.
Ambos casos nos enseñan que la edad, por sí sola, no determina la calidad del liderazgo. Importa la preparación, la ética, la visión… y claro, el contexto histórico.
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¿Puede un Papa ser elegido a cualquier edad?
Según el derecho canónico actual, no hay una edad máxima ni mínima para ser elegido Papa, pero hay condiciones lógicas: debe ser varón, bautizado y, si no es obispo, debe ser ordenado inmediatamente.
Hoy en día, el perfil típico de un Papa ronda los 60-75 años, por una cuestión de experiencia pastoral, madurez y preparación doctrinal. Pero si mañana el Espíritu Santo inspira al Colegio Cardenalicio a elegir a un joven de 35 años, o a un anciano de 90, puede pasar. Y eso es parte del misterio y la riqueza del papado.
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Conclusión: entre la juventud impetuosa y la sabiduría longeva
La historia de los Papas más jóvenes y más ancianos nos recuerda que el liderazgo espiritual ha adoptado muchas formas a lo largo de los siglos. A veces con errores garrafales, como en el caso de Benedicto IX. Y otras veces con gestos de fe, como los de Agatón, que nos enseñan que nunca es demasiado tarde para servir, ni demasiado pronto para equivocarse.
Cada Papa es, al final, un reflejo de su tiempo. Y aunque hoy nos parezca impensable ver a un adolescente con la tiara pontificia o a un centenario tomando decisiones globales, la historia nos demuestra que todo es posible.
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