- Sinopsis de “La Sombra de la Sospecha”
- Capítulo 1: La rutina del detective (Parte 1)
- Capítulo 1: La rutina del detective (Parte 2)
- Capítulo 2: El primer encuentro (Parte 1)
- Capítulo 2: El primer encuentro (Parte 2)
- Capítulo 3: Siguiendo el rastro
- Capítulo 4: Enigmas y distracciones
- Capítulo 5: Desencuentros y sospechas
- Capítulo 6: El giro inesperado
- Capítulo 7: Más allá de las sospechas
- Capítulo 8: La trampa
- Capítulo 9: Amenazas Ocultas
- Capítulo 10: Punto de no retorno
- Capítulo 11: El precio de la verdad
- Capítulo 12: La Persecución
- Capítulo 13: Secretos en el Hospital
- Capítulo 14: El regreso de Clara y una nueva amenaza
- Capítulo 15: La Verdad Sale a la Luz
- Capítulo 16: En el Corazón del Peligro
- Capítulo 17: El Enfrentamiento Inminente
- Capítulo 18: Aliados en la Sombra
- Capítulo 19: Pactos en la Oscuridad
- Capítulo 20: Un Respiro Antes de la Tormenta
- Capítulo 22: El Juego de la Reina
- Capítulo 23: La Última Jugada
La tensión entre Álvaro y Clara era evidente mientras se separaban para cumplir el plan propuesto por Morales. Álvaro, sin embargo, no podía quitarse la sensación de que algo no cuadraba. Siguió a Clara desde una distancia prudente en su moto, sabiendo que no podía arriesgarse a perderla de vista en medio de esta misión, y con la certeza de que alguien estaba jugando a un peligroso juego de secretos.
Después de avanzar varios kilómetros, en la distancia, Álvaro notó un coche negro que apareció detrás de Clara, acelerando de manera agresiva y con las luces apagadas. Aceleró su moto, manteniéndose a una distancia segura mientras el coche se aproximaba a Clara. La persecución comenzó con movimientos calculados, como si el conductor quisiera intimidarla antes de lanzar el ataque definitivo.
—¡Vamos, Clara, acelera! —susurró Álvaro, apretando los dientes mientras observaba cómo el coche realizaba su primera embestida.
Cada golpe del coche contra el vehículo de Clara era más violento. La moto de Álvaro rugía al máximo, tratando de alcanzarles, mientras él calculaba la forma de desviar la atención del coche. Logró emparejarse con el vehículo negro, golpeándolo de costado en una maniobra desesperada. Sin embargo, el coche respondió, embistiendo a la moto y lanzándola hacia el borde de la carretera. Álvaro mantuvo el control de la moto como pudo, pero apenas pudo evitar caer.
Con una última embestida, el coche sacó el vehículo de Clara del camino. El sonido del impacto resonó en la noche cuando el coche de Clara salió despedido, estrellándose contra un árbol al borde de la carretera. El humo y el sonido de cristales rotos llenaron el ambiente. Álvaro se precipitó hacia el coche accidentado, sus propios golpes y raspones eran insignificantes frente a la visión de Clara, inconsciente y ensangrentada en el asiento del conductor.
Justo cuando Álvaro intentaba abrir la puerta del coche para liberar a Clara, una ambulancia apareció de manera sorprendentemente rápida. Las luces iluminaban el lugar, rompiendo el silencio mortal de la noche. Álvaro se detuvo, desconcertado por la velocidad con la que habían llegado los paramédicos. ¿Quién los había llamado? No había sido él, y, dada la ubicación apartada, dudaba que alguien pudiera haber visto el accidente desde lejos.
Los paramédicos le apartaron y trabajaron con rapidez para liberar a Clara, colocándola en una camilla. Álvaro, en estado de shock, observaba cómo la subían a la ambulancia. Se giró para ver si el coche que les había embestido seguía allí, pero ya no había rastro de él. Todo indicaba que había sido un golpe planeado, y el hecho de que la ambulancia apareciera tan pronto solo aumentaba la inquietud.
Mientras la ambulancia avanzaba hacia el hospital, Álvaro seguía a toda velocidad, lleno de preguntas. ¿Había alguien en la red de Javier que quisiera que Clara sobreviviera? ¿O había algo en esa rápida respuesta que era parte de una estrategia más calculada?
Esa noche, la línea entre amigos y enemigos parecía desdibujarse cada vez más, y la llegada de la ambulancia solo confirmaba que había algo o alguien más observando sus movimientos de cerca.
La ambulancia avanzaba rápidamente por la carretera, y Álvaro la seguía en su moto, luchando por controlar sus propios pensamientos mientras el viento frío le azotaba la cara. Cada segundo aumentaba su inquietud: la misteriosa rapidez de la ambulancia le había dejado claro que había más personas involucradas en esta persecución.
Llegaron al hospital, y los paramédicos trasladaron a Clara rápidamente hacia urgencias. Álvaro intentó seguirlos, pero un guardia le detuvo, exigiéndole que esperara en la sala de espera. Con un nudo en el estómago, se dejó caer en una silla, observando cómo el equipo de emergencia desaparecía tras las puertas.
Mientras esperaba, revisó cada detalle de la persecución en su mente: el coche que había embestido a Clara, la emboscada bien planeada, y la aparición repentina de la ambulancia. Algo no encajaba. ¿Quién querría salvar a Clara si la habían llevado a una trampa? Pensó en llamar a Raúl para compartir sus sospechas, pero decidió esperar, temiendo que cualquier movimiento en falso podría ser vigilado.
Minutos después, un médico salió para informarle que Clara estaba estable pero necesitaba cirugía. En ese momento, una figura inesperada apareció a su lado: el inspector Morales. Álvaro le miró con suspicacia, preguntándose si era una coincidencia o si la llegada de Morales era parte de algo más grande.
—¿Cómo supiste que estábamos aquí? —preguntó Álvaro, intentando controlar la sorpresa.
Morales evitó responder directamente, pero su expresión era calculadora.
—Digamos que tengo un buen olfato para saber cuándo alguien está en problemas. Esto va más allá de Javier, Álvaro, y si Clara sale de esta, las cosas podrían ponerse peor.
Álvaro le miró, entre enfadado y confuso.
—¿Y qué se supone que significa eso?
—Que Clara puede ser tanto una víctima como una amenaza. Si quieres respuestas, necesitarás ir más allá de lo que ella te ha contado.
Antes de marcharse, Morales le dejó una advertencia: había personas observando cada movimiento de Clara y Álvaro. Si Clara sobrevivía, ambos tendrían que decidir si seguían adelante con la verdad o si, por su seguridad, abandonaban el caso.
Álvaro se quedó solo en el hospital, reflexionando sobre las palabras de Morales y el peligro que parecía rodearlos en cada paso. Ahora más que nunca, se daba cuenta de que Clara no solo guardaba secretos; también podía ser la clave para resolver todo o para desencadenar un conflicto mayor.
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